El cuarto propio de Marina Arias
Logo Divergente

Temperatura: 5.45°
El cuarto propio de Marina Arias

El cuarto propio de Marina Arias

Este viernes 31 de mayo a las 20 horas en el Eca Sur presenta su libro "Cuentos Blancos". Marina cree que no se puede enseñar a escribir. “Se puede ayudar a encontrar la voz más propia, la más original, la más auténtica, dijo.

-Una lágrima, por favor- pidió Marina Arias. Esta es la cuarta vez que viene a San Rafael. Ella es periodista y escritora. El martes por la noche brindó una charla sobre Comunicación y Derechos Humanos en el Banco Credicoop y este viernes 31 de mayo a las 20 horas presentará su último libro “Cuentos Blancos” en el Eca Sur, junto a Laura Candia y Valeria Lafalla. La primera vez que vino, hace tres años, impartió un taller de escritura colectiva. Ella También es profesora de la Universidad de La Plata y es miembro del Centro Cultural de la Cooperación. Escribió la trilogía “Mochila”, “Neoprene”, “Bondi” y el libro de cuentos “Hacia el Mar”.

Cree que no se puede enseñar a escribir. “Se puede ayudar a encontrar la voz más propia, la más original, la más auténtica. Los jóvenes piensan que deben utilizar palabras grandilocuentes, les baja la musa de la literatura a un hombro y empiezan a escribir unas palabras que nunca dirían. Trato de desandar ese mal aprendizaje de lo que tiene que ser un texto literario para que se reencuentren con las historias que quieran contar”, dijo.

Explica que “Cuentos Blancos” son historias narradas a través de un personaje: la niña Maru. Ella tiene una madre y un padre que atraviesan una situación complicada. Después conoce a una familia en Villa Gesell, está siempre en el borde de lo que ocurre, sufre desilusiones en relación al mundo, a los otros. “Pero no es un libro trágico”. Y agrega: “Tiene muchos elementos autobiográficos, a modo de puntapié inicial”.  

-¿Qué exige un cuento?

- Un cuento tiene que decir algo más allá de la anécdota que narra. Abrir un abanico de posibilidades, que produzca en el lector un “ahhh, esto es verdad”. Como lectora me gusta que el narrador diga algo original, audaz y a la vez familiar.

Marina escribe realismo. Dice que aunque es una palabra bastante “bastardeada”, hay quienes, como ella, que siguen escribiendo relatos de situaciones que pudieron haber ocurrido. “Evocaciones de mi propia biografía, quizás, pero nunca salen de ideas abstractas”. A ella le gusta la literatura política, es fiel seguidora de Rodolfo Walsh. Escribe dos horas por día. En la soledad del “cuarto propio”. A veces piensa extender su pulsión cotidiana a 4 horas, pero solo le dura 120 minutos. Empieza a entrar a Google, a mirar otras cosas, le agarra sueño o se fatiga. Cada proyecto tiene una cortina musical. Su última novela “Bondi” la escribió escuchando Oasis. “Escribir es un placer que tiene sus matices. No creo en ese estigma del escritor sufrido”.

-Ese escritor que bebe mucho…

-¿Beber?... sí. Después de escribir. De Ernest Hemingway se decía que bebía mucho, pero si lees “París era una fiesta”, el libro póstumo sobre sus memorias de la época de los años 20, cuenta que sí se iba con la bohemia, pero después de trabajar las 6 horas de escritura diarias. Escribir bebido no es recomendable.

- Y Bukowski…

-Sí, era más fructífero cuando controlaba la botella.

Cuentos y libros recomendados

-De Rodolfo Walsh, el cuento “Fotos”; de Miguel Briante cualquier cuento del libro “Hombre en la orilla”, de Lucía Berlín, “Manual para mujeres de la limpieza”; cualquiera de Alice Munro y de Federico Falco acabo de leer “Flores Nuevas”, que te partiría la cabeza.

Marina confiesa que le gustan los escritores que hicieron de la palabra un oficio. Como Rodolfo Walsh, Miguel Briante, Eduardo Soriano, Federico Falco, Roberto Arlt. “Estoy convencida de que uno tiene que  lograr escribir como habla. Esto no significa que se tenga que reproducir la oralidad en la escritura sino que haya fluidez. En el momento de escribir siempre ocurre una creación, se escribe también con los dedos, hay sentidos que se encuentran ahí. Yo escribo para seguir tratando de entender las experiencias de la vida, los recuerdos, cosas que han quedado como en cierta nebulosa…”.